¿Cuando prospera la obra de una iglesia?

¿Cuando prospera la obra de una iglesia?


Esdras 5:8Sea notorio al rey, que fuimos a la provincia de Judea, a la casa del gran Dios, la cual se edifica con piedras grandes; y ya los maderos están puestos en las paredes, y la obra se hace de prisa, y prospera en sus manos”.


INTRODUCCIÓN:


Ni Esdras ni Nehemías figuran entre los héroes que pusieron en fuga a ejércitos poderosos ni entre los que, como Moisés y Elías, hicieron milagros espectaculares ni entre los que, como David y Salomón, ciñeron corona de reyes. Pero su obra, en muchos aspectos, fue superior a la de Salomón. De Salomón se nos dice que edificó un Templo en Jerusalén, que fue el asombro y la admiración de las naciones. El hijo de David engrandeció a Jerusalén y le engalanó con palacios y mansiones suntuosas. Pero Salomón dispuso de fabulosos tesoros para sus empresas y de todo un ejército de arquitectos y obreros, mientras que Esdras y Nehemías apenas pudieron hacer uso de muy escasos medios y realizaron su obra en medio de las más adversas circunstancias. La Jerusalén que Nehemías y Esdras tuvieron que reconstruir había perdido todo el esplendor del tiempo de Salomón. Las invasiones y los sitios la habían demolido. Apenas ruinas y escombros había en ella cuando regresaron del exilio de Babilonia. Y mientras que en otro tiempo los reyes de la tierra se disputaban la amistad del monarca de Jerusalén, en días de Esdras y Nehemías ocurría lo contrario: Todos eran enemigos que se oponían a la restauración de la ciudad.


PROPOSICIÓN: ¿En qué consistió el secreto del triunfo? ¿Cómo pudo prosperar la obra? Si leemos los dos libros que de este tiempo nos hablan (Esdras y Nehemías) veremos que:


I. LA OBRA DE UNA IGLESIA PROSPERA CUANDO DESPIERTAN LOS DORMIDOS


A. Esdras 1:5 dice: “Se levantaron todos aquellos cuyo espíritu Dios despertó”. No dice: Se levantaron los más capacitados. No dice: Se levantaron todos los líderes. A la convocatoria respondieron todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios.


B. Mientras estaban dormidos, no hubo iniciativas ni movimiento.


C. El que duerme quizá sueña que está trabajando en una gran empresa y que está haciendo maravillas. En sueños, se cree al frente de todos, avanzando.


D. Pero el que duerme no da un paso. Un héroe como Sansón, mientras duerme, quizá sueña que se encuentra cosechando triunfos y cubriéndose de gloria. ¡Y no ve que todo lo va a perder por dormir! (Jueces 16:15-21)


E. Un caudillo como Saúl, mientras duerme, quizá se deleita viendo en sueños a sus enemigos bajo sus pies. ¡No se da cuenta que, por dormir, le están cortando un pedazo a su capa! (1 Samuel 24:3,4 Mateo 26:40,41)


F. Basta que un ejército de gigantes duerma para que un puñado de enanos se levante con la victoria.


G. Dios tuvo que despertar a Su pueblo. El mal no era que fuesen pocos ni de escasos recursos. El mal era que estaban con flojera en el alma. ¡El sueño del conformismo los había anulado a todos! ¡Habían llegado a acostumbrarse a la idea de ser un pueblo sometido, a vivir en ruinas! Dios tuvo que despertarles. ¡Y entonces sí que hubo deseos de trabajar, de hacer algo hermoso, de emprender iniciativas!


H. ¿Cómo nos amonesta Dios contra el sueño de la despreocupación? Proverbios 6:9-11 “Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño? Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo; Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre armado”. Juan 4:35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.


I. De Jonás, el profeta, llega a decirnos la Biblia que, cuando los que con él navegaban se sentían morir y clamaban desesperados, el profeta de Dios, dormía en un rincón del barco. ¡Despierta, dormilón -le dicen-, clama a tu Dios! (Jonás 1:5,6) Hay tiempo para dormir, y tiempo para estar despiertos. Cuando el mundo esta en peligro de muerte, Nosotros no debemos estar dormidos.


J. ¡Qué amonestación! ¡Qué triste es que cuando más necesita el mundo de nuestro celo y de nuestro testimonio, estamos durmiendo, perdiendo nuestras mejores oportunidades de testimonio!


K. Jesús nos cuenta de un hombre que había sembrado su campo, y mientras dormía, vino el enemigo y sembró cizaña. (Mateo 13:25) La enseñanza es: Que de haber estado despierto, velando, posiblemente el enemigo no habría podido sembrar cizaña.


L. ¿Nos lamentamos por la cizaña de error herejías, y falsas enseñanzas que hay en el mundo? LA PREGUNTA ES: ¿Habría sembrado Satanás cizaña si nosotros hubiésemos estado despiertos, vigilantes?


M. La obra de Dios en el mundo, el testimonio del evangelio de Jesucristo, sólo prospera cuando despierten los dormidos. No hay vuelta de hoja.


II. LA OBRA DE UNA IGLESIA PROSPERA CUANDO CADA UNO OCUPA SU LUGAR DE ACCIÓN


A. Nehemías nos informa que a pesar del despertamiento que Dios produjo en Su pueblo, algunos no quisieron sumarse a los que se ofrecieron para hacer la obra de restaurar a la ciudad en ruinas: ¡Y fueron precisamente los que más recursos tenían los que nada hicieron! Nehemías 3:5 dice: “Pero sus grandes no se prestaron a ayudar a la obra de su Señor”. Dice sus grandes y no los débiles, no los pobres. Precisamente de quienes más se podía esperar, menos se recibió.


B. Ha sido así muchas veces. Nos ha pasado. Que los que más podían hacer menos han hecho, por no decir que más obstáculos han puesto, o han sido los que más han estorbado.


C. Pero esta falta de entrega no amilanó a los demás. El sumo sacerdote Eliasib y sus hermanos, ¡Restauraron! ¡Anima mucho ver a los que han de ser un ejemplo, ocupando su lugar y haciendo su parte! Y haciéndola con fervor, además.


D. Esto sirvió para que se juntase todo el pueblo como un solo hombre (Esdras 3:1) Y por si fuera poco leamos Nehemías 3:12. (leerlo) Al parecer, este hombre sólo tenía hijas: ni un sólo varón había en su casa, excepto él. Pero ¡cada una de sus hijas yo creo que valía por 30 hombres! Cuando se quieren hacer las cosas, no importan las carencias, se trabaja con lo que se tiene a la mano.


E. Es admirable ver a esta gente trabajando en la restauración de su pueblo. Son pocos, con muy escasos recursos, con muchos enemigos, pero ¡no dejan de trabajar! (Nehemías 4:15) “Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea”


F. Por eso prosperó la obra: Porque cada uno ocupó su lugar. (Nadie se metía en lo que no le interesaba) Cuando en la obra de Dios, cada creyente ocupa su lugar y hace su parte, el testimonio prosperará, la iglesia crecerá.


III. LA OBRA DE UNA IGLESIA PROSPERA CUANDO NO NOS DEJAMOS DEBILITAR POR LAS CRITICAS


A. Nehemías, Esdras y los que trabajaron con ellos fueron criticados (Nehemías 4:1-3) ¡La crítica es cruel! Todo el que haga algo será criticado. Y cuanto más hermoso e importante sea lo que haga, más baja y ruin será la crítica.


B. ¿Qué hizo Nehemías con las críticas? Algo que debemos imitar (Nehemías 4:4) “Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio” ¿Qué has hecho con las críticas de los que te censuran cuando intentabas servir a tu Señor? Nehemías llevó el asunto a Dios en oración. ¿Te has desmoralizado y lo has dejado todo abandonado?.


C. ¡Eso precisamente es lo que Satanás pretende: ¡Acobardarnos! Pero, ¿cederemos nosotros que hemos recibido una gran comisión y en nuestros hombros se ha depositado una gran obra? Si nosotros, resentidos porque nos critican, nos vamos, y no hacemos la obra ¿quién la hará?


CONCLUSIÓN:


Hemos visto que para que prospere la obra de una iglesia:




  1. Deben despertar los dormidos.



  2. Cada uno debe ocupar su lugar de trabajo.



  3. No debemos hacer caso a las críticas.


Sólo así prosperará la obra que Dios nos ha confiado. Dios te está despertando hoy ¿ocuparás el lugar que te corresponde? ¿Harás caso a las críticas? Si no hacemos la obra que Dios nos ha encomendado, vendrán otros y sembrarán el error. O quizás vendrán otros a hacerlo bien, pero nosotros habremos sido desechados. ¿Es eso lo que queremos?