Renacimiento por la fe

Renacimiento por la fe


“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió las cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” (Hebreos12:1-2)


En este pasaje de las Escrituras, la palabra de Dios compara a los creyentes con los atletas que corrían en un Estadio olímpico, rodeado de muchos testigos que están como espectadores de esta “carrera” del servicio cristiano. Entonces por intermedio de esta carta, el Apóstol al igual que un entrenador recomienda a sus deportistas que si tienen exceso de peso, deben despojarse de él, en vista que les impide correr como corresponde, los creyentes como los deportistas que son deben correr en esta carrera. Tomemos en cuenta que el “peso” es todo tipo de pecados que el hombre muchas veces lleva a cuestas en su vida, pecados que le impiden vivir una vida cristiana fructífera y eficaz, y lo peor de todo es que les impide avanzar, siendo necesario muchas veces que sean disciplinados por el “entrenador” Dios, que quiere que sus hijos lleven una vida de victoria.


La carrera por la vida a la mayoría nos causa angustia por no sentirnos capaces de alcanzar la meta, y es entonces cuando hacemos alto en el camino y nos dedicamos a “ingerir” todo lo que encontramos a lo largo del trayecto, algunas veces son cosas “nutritivas” la mayoría de las veces es “alimento chatarra”el cual solo nos confiere un sobrepeso que nos hace mas difícil continuar con este maratón. Tal vez nos desmotivamos o nos perdemos en el camino porque no tenemos clara la meta ni el premio, nuestra meta es llegar a Cristo y recibir el premio que nos tiene preparado que es la vida eterna, esa vida que a lo largo de nuestra carrera podemos ir asegurando si nos dejamos guiar disciplinadamente por el más perfecto de los entrenadores, Dios. Tu carrera puede ser o un campo árido y accidentado o un camino en cuesta arriba pero fácil de llevar porque los obstáculos hemos sabido superarlos por medio de una vida de entrenamiento en la fe y la observancia de la ley Divina. Cuantos charlatanes no hay que siempre ofrecen obtener resultados por medio de trampas y caminos aparentemente más fáciles, si, es verdad que los resultados funcionan en el momento, pero nunca son duraderos, porque todo aquello con valor verdadero implica esfuerzo y dedicación. Dejémonos pues de formulas fáciles y trampas, para que perder más tiempo, lleguemos a esa meta que nos está esperando y fortalezcámonos con el mejor ejercicio perseverando en el amor, el amor nos da todo y por amor todo lo logramos, una vida sin amor, es como las obras sin fe; para que vivir entonces sobre una base falsa, vivamos mejor dando pasos seguros en la vida, dejemos atrás todo aquello que nos desvía de la carrera y rechacemos a los que nos ofrecen un premio que es falso y solo nos llevará a la tristeza y desolación; corramos alegremente por la vida sintiendo en los pulmones el aire puro y revitalizador del renacimiento por la fe y así estaremos seguros que siempre llegaremos a la meta.


“Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprendas a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en tí quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones delante de tí”. (Deuteronomio:18:9-12)


Hoy es un día especial ya que tenemos la oportunidad de pensar en nuestra vida haciendo un balance sobre lo que consideramos bueno y malo en ella, ¿Por qué será que las más de las veces vivimos anclados más bien en lo malo que hemos vivido que en lo bello y feliz? Bien, es porque seguramente comprendemos que hemos trasgredido una ley por lo cual nos acarreamos remordimiento y sufrimiento, esta ley que muchos de nosotros podemos considerar como una obligación, pero que en realidad es la que nos permite permanecer en comunión con Dios, nuestro Padre; esta trasgresión es lo que conocemos como pecado, hay muchos pecados que cometemos día con día, pero hay uno que es particularmente ofensivo para Dios, y es abandonarlo por correr en pos de ídolos, esto sucede cuando llegan los momentos de prueba o cuando en nuestras vidas no hemos permitido que se manifieste la voluntad de Dios. La mayoría de las veces se nos presenta la atractiva oportunidad de conseguir beneficios inmediatos y espectaculares, pero cuando esto sucede deberíamos de estar más atentos a que es lo que se oculta detrás. El amor de Dios es único y tan resplandeciente que no admite dudas ni alternativas, es uno solo, es omnipotente ya que su poder es infinito; Nos engaña aquel que dice que Dios se encuentra en un amuleto, en una invocación, o en una representación hecha por mano de hombre.¿ Por qué nos dejamos engañar por aquellos que usan su Santo nombre para conseguir sus propios beneficios? Pensemos por un momento, si Dios quisiera esto sería como negarse a si mismo, que caso hubiese tenido que le entregara la ley a Moisés para su pueblo diciéndole de la siguiente manera ”No tendrás dioses ajenos delante de mí….”(Génesis20:3), ¿Por qué ha sido que Dios ha ocultado la luz de su rostro de su pueblo elegido sino es por su infidelidad para con Él?, Simplemente porque el no acepta ser una opción, ya que todo lo que existe le pertenece. Hasta cuando seguiremos buscando fórmulas mágicas, adivinos, rituales ajenos, supersticiones, y ese afán por satisfacer el orgullo y vanidad buscando ser poderosos al ligarnos a un mundo falso que nos comunica con muertos y al unirnos a ellos en voluntad nos convertimos en muertos en vida, porque hemos depuesto la devoción que debemos únicamente a Dios Nuestro Padre ante el enemigo que nos ha tendido el lazo oscuro del mal.


Cuando Dios en su infinito amor para con su pueblo permitió que su Hijo amado, Cristo, viniese al mundo a pagar el precio por nuestro pecado, nos regaló una nueva vida pero también nos enseñó a vivirla para poder conservarla, y en cada palabra, en cada acción nos demostró que no hay poder más alto que el del divino Padre manifestado a través de Él su hijo y siervo fiel.


Las Escrituras nos muestran como es que Jesús enalteció a su Padre:


“Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. El les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. Entonces le preguntaron: Quien es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado. Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo..” (Juan 5:1-17)


Jesús se hace presente para darnos una enseñanza enorme para nuestras vidas reflexionemos sobre ella y sobre cada uno de nosotros.


“Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese……..”


Es significativo observar como no hemos cambiado al curso no solo de los años sino de los siglos; Cómo es que somos testigos ahora por medio de la palabra del evangelio de aquellos seres necesitados y maltrechos, los cuales no sólo adolecían de un mal físico sino también de un mal espiritual; En este caso nos habla de hombres que siendo judíos y creyentes ortodoxos del Dios único dejaban de lado esa celosa devoción y se apilaban en un estanque esperando que un hecho sobrenatural les devolviera la salud; Pensemos en lo siguiente, si se daba el milagro de sanación en las personas que tocaban el agua, no sucedía por el poder del ángel, sino por la fe en el único Dios que existía en ellos, ya que el ángel era para ellos un representante de ese poder divino, así que su fe aunque torcida era reconocida finalmente por Dios, porque Él que ve en los corazones sabe cuando se le busca y nos devuelve al camino. Así que Dios que no es un Padre que olvide los lamentos de sus hijos y en su infinita misericordia concedía la sanación por el poder de la fe de ellos. La tradición y las falsas creencias han conferido no solo a los ángeles sino que también a muchos otros seres y potestades, tanto o más importancia que a su creador, el problema del culto por ejemplo a los ángeles radica precisamente en eso, en que es un culto, en que declinamos nuestra fe en solicitud de sus favores dejando de lado que la única devoción y adoración verdadera es sólo para con Dios, Que más decir al respecto si Dios mismo envía a los ángeles a servir a su amadísimo hijo Cristo cuando es tentado en el desierto.


¿En qué momento o en que palabra entregada por Dios verdadero se nos pide culto a sus siervos los ángeles o cualquier otro ser de su creación?, ¡En ningún momento!; ¿Cómo entonces nos volcamos con esa fe que no nos pertenece sino que proviene de Dios mismo y la ponemos a los pies de todo aquel que con “prodigios” mancha su nombre invocándolo para fines oscuros, engañándonos y encadenando nuestra alma a su servicio?. Notemos también un hecho fundamental, Dios no es un Dios caprichoso que confiera beneficios por rango o por privilegios, el no ofrecería su amor y dones al primero que entrara en un estanque o al primero que entrara de rodillas en un templo, o al que cantara más alto, o al que cargara más cruces de madera o al que se flagelara más veces, o es más, al que diera más limosna, más ayunos o mandas; ¡No!, de ninguna manera, el nos enseña en toda su palabra y nos enseña por medio de su amado hijo Jesús, que Él ama al pequeño y afligido, al débil y necesitado, que el socorre a todos por igual, el único requisito es que le entreguen su vida y su fe completa y amorosamente con única y verdadera adoración, y entonces no existe mal o enfermedad que no sea quitada, no hay quebrantamiento que no nos enaltezca, no hay muerte que nos alcance en la vida eterna.


“Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo.


¡Que maravilla!, Como podemos negar el amor y la misericordia divina, al leer como es que un hombre que siempre estaba presente solicitando recobrar su salud, era olvidado de esos poderes sobrenaturales que se hacían presentes en la creencia popular y que solo asistían al mas rápido o fuerte, mencionando que siempre eran los mejores los que recibían el beneficio. Sin embargo Dios se compadece de su condición y toma en cuenta su fe y es así como llega Cristo y le ofrece ser sanado, pero se lo ofrece para que este hombre reconozca su propia fe en Dios y le glorifique, es así como por medio de esa fe y por el poder de Jesús conferido por el Padre le devuelve la salud poniendo de manifiesto que los poderes menores de este mundo son incapaces ante el único y verdadero Dios. Esto no es solo una historia de tiempos bíblicos, es una historia que vemos reflejada cada día en el mundo que vivimos, cuando tantos hombres y mujeres poderosos, ricos y llenos de “gracias” y privilegios, entregan su vida a poderes oscuros, practicando magia, adivinación, rituales satánicos, y poderes sobrenaturales que no son otra cosa que la pobre oferta del dios de este mundo, Satanás. No se trata de ver quien es mas poderoso o quien tiene más capacidades, tampoco quien puede ver el futuro, ni conjurar a la tierra, todo ello es el oro de los “tontos”. Tu Dios te pide que solo lo ames a él, te pide que entregues tu vida a su ley, y te advierte tan claramente que no admite excusas, que te cuides de los falsos dioses, de las ilusiones que te brindan un efecto enervante de poder, de ese poder transitorio que nos pone con jerarquía en este mundo sobre los demás y que causa la envidia de aquellos que no buscan la riqueza del alma sino la riqueza que se vuelve herrumbre de muerte, que nos encadena como esclavos al mundo y por ello nos trae como única ganancia lo que es de su naturaleza, el mal por el mal; la tristeza, la carencia, el dolor, la enfermedad, la soledad; ¿Tu crees que si vives en Dios todo esto se te manifestará? Nada puede ser manifestado contrario a su naturaleza, la naturaleza divina es perfecta y en la perfección se da todo bien. Si tu vida es una larga cadena de penas y carencias, ¿Por qué no analizas a que te encuentras ligado?, ¿Por qué no revisas en donde tienes tu fe?, No sea que cuando te des cuenta ya estés pagando la factura de tu propia condenación.


”Y era día de reposo aquel día. Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo; no te es lícito llevar tu lecho. El les respondió: El que me sanó, él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda. Entonces le preguntaron: ¿Quien es el que te dijo: Toma tu lecho y anda? Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar. Después le halló Jesús en el templo, y le dijo: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. El hombre se fue, y dio aviso a los judíos, que Jesús era el que le había sanado. Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo..” ¿Por qué será que Jesús siendo Judío hizo estas cosas en el día de reposo guardado tan celosamente por la tradición y ley judía?, Jesús conocía la ley y recordemos además que la respetaba y daba cumplimiento en todo momento, y así lo enseñó; Es claro que no lo hacía por olvido o por infringir el mandamiento y demostrar cuan poderoso era, no, lo hacia para demostrar que ninguna ley humana es más que la voluntad divina, por lo mismo los judíos lo perseguían tan encarnizadamente, ya que no es que defendieran la ley de Dios sino que defendían todo el aparato de poder que habían establecido en torno a la misma, para poder ellos vanagloriarse y conseguir los beneficios de este mundo sobre sus propios hermanos. Por eso eran como sepulcros blanqueados, ya que estaban muertos porque menospreciaban la voluntad de Dios y lo ofendían usando su nombre para vestirse con sus vestidos de santidad robados a la adoración única y verdadera. Cuando Jesús halla al hombre de nuevo en el templo ya curado este, le habla ordenándole que ya no peque más para que no sea llamado el mal aumentado a su vida, pensemos un poco,¿ A que pecado se refería Jesús?, Bien podrían ser un sinfín de pecados, pero el que vemos más claramente es el pecado de omisión al poder del verdadero Dios, ya que Jesús al sanarlo le enseña que la verdad no estaba en las aguas de un estanque sino en las aguas de vida de la fe y la entrega a Dios, y también le enseña que no hay hombre o mujer pequeños para la misericordia divina, Dios mira a todos sus hijos y les envía el socorro, a pesar de que no se lo agradecemos.¿Que es lo que hace el hombre después que Jesús lo conmina a reformar su vida de pecado? Pues corre a denunciar a Jesús ante sus perseguidores, devolviendo así mal por el bien divino; Si el hombre sanado hubiere reconocido a Jesús como uno más de tantos “sanadores” con poderes sobrenaturales, obviamente que no hubiese sido el Cristo anunciado por los profetas. Un Cristo que traería sanidad al alma y al cuerpo, por el poder del Espíritu, hubiera sido un hijo del dios del mundo, de esos que causan la perdición de los hombres y la corrupción del espíritu; Pero al no ser así, al reconocer la Divinidad de Jesús, lo que intenta es causarle daño y esto se entiende porque nos ha sido enseñado que ningún reino dividido prevalece, así el mal no puede luchar contra el mal, pero si puede tratar de mellar la fe de aquellos que buscan el bien. Entonces: ¿Por qué buscamos enaltecer un mundo sobrenatural si seremos felices si vivimos dando gloria por el mundo natural y bello de la adoración única y verdadera a Dios?


Había un hombre santo y fiel llamado Job que es probado en su fidelidad a Dios y le sobrevienen toda suerte de desgracias y penas que difícilmente soportaríamos cualquiera de nosotros, es tentado a claudicar y llega a sentir debilidad ante la prueba, más se fortalece y en su gran fe confiesa ”Oye, te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tu me enseñarás. De oídas te había oído; Más ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza….”(Job. 42:4-6). Después de la gran prueba, Job es bendecido multiplicando todo lo que antes había tenido, la abundancia y la dicha lo acompañan hasta el final de sus días. ¿Qué esperas tu que suceda en tu vida? ¿Crees que tus penas son una injusticia o acaso has forjado tu propio mal?, Si Dios hoy te hablara y te dijese: “¿Qué has hecho de lo que te entregue el día que llegaste a la vida…..?” ¿Tú que le dirías?, ¿Tendrás el valor de decirle que has corrido en pos de dioses ajenos y los has adorado poniendo tu fe en ellos?, o ¿Acaso podrás decirle que es un Dios sordo que te dejo a tu suerte en manos del enemigo? ¿Qué tantas justificaciones podrías inventar para finalmente reconocer que has sido débil y sobre todo cobarde para reconocer tu error y enfrentar las consecuencias del pecado con valor? ¿Por qué ante ese pecado que te avergüenza cierras los ojos y simplemente te dejas llevar porque consideras que todo esta perdido, que es muy difícil conseguir enmendarte, conseguir el perdón y la misericordia divina? ¿Qué clase de Padre crees tu que es Dios que olvida a sus hijos en el sufrimiento?


Te ruego que abras tu corazón y sueltes las ataduras que te mantienen como barco anclado en alta mar, expuesto a toda clase de tempestades y peligros, y que en este momento extiendas las velas de la fe y la adoración única a Dios para que corras veloz con los vientos de la renovación, de ese renacer en la vida eterna. Renazcamos pues por la fe en la felicidad de una vida libre de ataduras, libre para decidir que por amor seguiremos a Dios, por amor verdadero. Alabemos su nombre y su gloria que no tiene fin, cantemos alabanzas y sintamos renacer la felicidad en nuestras vidas, ninguna pena lo es cuando en el día de la prueba el Padre nos acompaña y nos da la mano. Vivamos confiados porque el mundo es el estrado de sus pies.


Bendito seas por siempre..Señor.