En los cielos esta mi testigo

En los cielos esta mi testigo


En los cielos esta mi testigo, y mi testimonio en las Alturas.” Job 16:19


Mientras estemos aquí en la tierra caminando de la mano con Jesucristo, abran ocasiones en que algunos no estarán contentos con nosotros. Ya sea por nuestras actitudes, o por lo que decimos, o por como nos vestimos. Aunque tratemos lo mas que podamos de hacer la voluntad de Dios, abra gente que no va estar contenta con nosotros. Como dice por ahí un dicho, “no somos monedita de oro para caerle bien a todos.” 


He aprendido que la gente es difícil de complacer, lo que a unos les hace feliz, otros detestan. Si usted predica gritando, algunos se gozan pero otros se molestan porque no soportan a los gritones. Si usted predica calmado, algunos se gozan, pero otros están enfadados porque no se pueden gozar si no gritan. Si usted viene temprano y apoya la oración, algunos felices porque usted es de motivación, y otros dicen que es barbero, que se quiere ganar a los pastores. Si se queda a la vigilia clamando, algunos felices porque se sienten apoyados, pero otros le critican porque usted debería estar durmiendo descansando para que vaya al trabajo descansado, y ahí vienen los regaños, que por eso siempre estas cansado, cansada, y bla, bla, bla. 


No importa que tanto hagamos de bien, abra gente que no podrá estar complacida. Cuando el grupo “A” (Alegres) esta contento, el grupo “R” (renegones) esta molesto. Por eso es que la palabra de Dios es clara cuando nos dice en Colosenses 3:24 “Y todo lo que hagáis, hacedlo como para Dios, y no para los hombres, porque del Señor tu Dios recibirás la recompensa.” Es que solo Dios sabe las intenciones de nuestro corazón, y solo Él conoce nuestros pensamientos. Él sabe cual es nuestra delicia, y el recompensa el trabajo de nuestras manos. El hombre ve el exterior, pero Dios ve el interior. 


JOB, ante los ojos de Dios, un hombre integro y perfecto. Cuando todo le iba bien, muchos lo admiraban, muchos le saludaban, muchos lo respetaban. Estoy segura que mientras ese grupo de admirantes hablaba abiertamente cosas buenas de Job, había otro grupo que dentro de sus corazones, y encubiertamente no lo soportaban. Había un grupo que le envidiaba, que lo criticaba, y no lo daban a conocer, porque la mayoría admiraba a Job. Pero la palabra de Dios dice (Mat. 10:26) “No hay cosa oculta que no será manifestada, y todo lo encubierto sale a luz.” Cuando las cosas comienzan a ir mal, es cuando te puedes dar cuenta quienes están contigo, y quienes son los del grupo “R”, de los (renegones) los que tan silenciosamente han estado esperando tu caída y tu ruina. Lo más triste de este grupo “R”, es que ahí están incluidos algunos de tu gente favorita, los que aparentemente estaban de tu lado, los que supuestamente te amaban mas que otros, y a los que tu mas has amado. Ahí escondidos en ese grupo de renegones están aquellos por los que más te has sacrificado, aquellos por los que habiéndoles dado de comer de tu propia mano, ahora cuando todo va mal, te meten el puñal por la espalda. Esto es lo que le sucedió a Job. Sus tres “amigos”, de los cuales esperaba que lo consolaran, comenzaron a reprocharle, acusándolo, y abochornándole. 


Cuando todo le comenzó ir mal a Job, los que antes le admiraban del grupo “A”, se habían desaparecido. Mientras que los del grupo “R” ahora están abiertamente acusándole, los otros de los cuales Job esperaba que dijeran alguna palabra positiva por él, no había ni donde encontrarles. En el peor de los momentos, lo único que le queda a Job por decir es (Job 16:19) “En los cielos esta mi testigo, y mi testimonio en las Alturas.” Aleluya!! Job comprendió, que solamente el Dios que esta sentado en su trono, era su fiel testigo, que no lo había abandonado. Job también sabia que ese testigo fiel, había escrito su testimonio, los hechos de Job estaban en el libro de memorias. Que consuelo para Job, que cuando todos alrededor lo acusaban, y otros lo abandonaban, había uno que era testigo, había uno en las Alturas, que sabia y conocía profundamente a Job mas que los de la tierra. Que consuelo y que esperanza mas sublime, que nuestro Dios sabe quienes somos, porque (Heb. 4:13) “Ante Dios, estamos desnudos y descubiertos.” 


Cuando todo va mal, y tu mundo parece venirse abajo, hay uno que ha prometido no dejarnos, no abandonarnos, no soltarnos de la mano. Aleluya! Lo triste para Job era que estaba sufriendo no porque el se lo hubiera buscado, no por castigo a la desobediencia, sino porque Dios había retado al diablo diciéndole (Job 2:3) “Has visto a mi siervo Job?” Dios estaba orgulloso de Job, Dios sabia que Job no le iba a fallar, Dios conocía el corazón de Job. Aleluya! Aquí en la tierra te van a defraudar, pero haya arriba en las Alturas, hay uno que te conoce, que verdaderamente te ama, y es tu testigo fiel. Bendito su nombre!!! 


Juan el bautista, tenia muchos seguidores, sus discípulos lo admiraban, y muchos creían en sus predicas, se arrepentían y eran bautizados por Juan. Pero había otro grupo que lo odiaban y deseaban su muerte, entre esos estaba Herodes, quien mando arrestarlo. Después de una gran golpiza, encadenado de las manos, encadenado de los pies, moreteado de los ojos, ensangrentado de su boca, y hasta sin dientes, Juan el bautista comienza a delirar. Sus pensamientos comienzan a confundirlo, y sus discípulos que llegan a visitarlo, en vez de inyectarle animo y fe, escuchan atónitos al débil Juan que les dice “Vayan y pregunten a Jesús si es el Mesías que estamos esperando, o si debemos esperar a otro?” Me imagino los discípulos de Juan, criticándolo mientras van por el camino hacia donde Jesús. Me imagino lo que habrán dicho de Juan, “oye tu, no se te hace raro que Juan pregunte esto. No fue Juan el que dijo que Jesús era el Hijo de Dios, y que hasta vio una paloma posar sobre él? A mi se me hace que ni vio nada, todo eso se lo invento Juan, porque si de veras hubiera visto la paloma, Juan no estuviera dudando. Tu que crees, verdad que esta bien raro este Juan?” Pero que sorpresa se llevaron cuando llegaron donde Jesús, que comienza a preguntarles (Mat. 11:7) “Que saliste a ver al desierto, una caña sacudida por el viento?” Aleluya! Jesús sabia la condición de Juan, que estaba siendo sacudido por un viento feroz, que la golpiza que había recibido había dejado sus pensamientos confundidos, y Jesús no lo culpo, sino que lo comprendió. Jesús sigue diciéndoles, (Mat. 11:9) “Que saliste a ver, a un profeta? Les digo que más que profeta, porque es de este quien hablaron los profetas.” Aleluya!!


Jesús, como testigo fiel de Juan, cita las escrituras, porque ahí esta escrito acerca de Juan. Aleluya!! Pero más que ser testigo fiel, Jesús va mas allá para levantar el testimonio de Juan, y les dice (Mat. 11:11) “de cierto les digo, que de hombre nacido de mujer, no ha habido nadie más grande que Juan el bautista, porque desde Juan el bautista hasta hoy, el reino de los cielos se hace violencia!” Gloria a Dios! Aleluya! Mientras aquí en la tierra algunos ponían a Juan por debajo, Jesús no lo reprocha, Jesús le comprende, Jesús piensa lo mejor de Juan, y lo exalta testificando: (Mat. 11:11) “de los nacidos de mujer: No hay otro mayor que Juan el bautista!!” Aleluya! 


Que Bello es Dios, precioso su santo nombre, porque cuando otros enfocan tus fallas, y no ven el ataque que estas recibiendo, Jesús si comprende, Él si nos entiende. Aleluya!! Lo único que importa es que piensa Jesús de nosotros, porque somos cartas abiertas leídas por el mundo, pero aunque tratemos lo mejor que podamos, siempre Habrá gente que te reproche, que reniegue de ti, y cuando eso suceda, alza tus ojos al cielo, y como decía Job, puedes también decir: “En los cielos esta mi testigo, y mi testimonio en las Alturas.!” Aleluya!! Aleluya!! Bendito su santo nombre! Aleluya! 


José, uno de los doce hijos de Jacob, era muy amado por su padre, el hijo de la promesa. José tenia la gracia y el favor del Dios todopoderoso, y mientras esto agradaba a algunos, a sus hermanos les enfurecía, los encelaba. Tratando de hacerle daño, lo vendieron como esclavo, pero el favor de Dios era con José, y todo lo que José tocaba era prosperado. Mientras Potifar, el jefe, piensa lo mejor de José, la mujer de potifar hace planes para ponerlo en el calabozo de la cárcel. En el calabozo, José haya gracia, y comienzan a consultar su consejo, tanto que es recomendado al Rey. Sale de la cárcel para ser la mano derecha de Faraón, porque Dios había depositado su favor y su gracia en la vida de José. No importa donde estuviera José, siempre iba a resaltar, porque Dios lo había marcado con su gracia y con su favor. Aleluya!! 


No importa que hagamos, donde estemos, y en que circunstancias nos encontremos, aquel que nos Dios su gracia y su favor, hará prosperar nuestro camino, siempre vamos a resaltar, porque nos ha puesto por cabeza y no por cola. Algunos se van a molestar al ver que prosperamos, otros van a crujir los dientes y desear nuestra ruina, pero tenemos al más poderoso de parte nuestra, al único y verdadero Dios, que es nuestro testigo Fiel. Cuando todo vaya mal, y tu mundo parezca venirse abajo, alza tus ojos al cielo y clama: “En los cielos esta mi testigo, y mi testimonio en las Alturas.!”… Amen! Amen! Amen!