El sentir de Jesús ante las heridas

El sentir de Jesús ante las heridas


Introducción:


Quién no ha sufrido una herida o golpe durante su vida? Cuál ha sido la más dolorosa?


Aunque hemos experimentado diferentes tipos de heridas todos sabemos lo que es sufrirlas, y nuestras decisiones y comportamiento se enfocan a evitar esas heridas.


Tenemos “un mismo sentir” en general respecto a las heridas: ¿Cómo las atendemos en general?




  • a) Las tomamos en serio



  • b) Acudimos al médico o tomamos la medicina correspondiente



  • c) Tenemos cuidado de evitarlas en el futuro.


Jean Baptiste Lully, Director de orquesta francés, mientras dirigía una obra en 1687 sufrió una lesión en su pie golpeándose con el pesado bastón que se utilizaba para marcar el compás en el piso. Se le formó un absceso que rápidamente se convirtió en gangrena. Murió por no tomar en serio su herida ni atenderla correctamente.


I. JESÚS SABE DE HERIDAS: LAS ENTIENDE PORQUE LAS HA VIVIDO


Nadie mejor que él, pues es un ser humano pleno: Totalmente Dios y Totalmente hombre


No es humano en apariencia, es totalmente humano.


Filipenses 2:5 ¡Pero es Dios también! ¡Qué bien!


1. No le faltaba nada, no necesitaba de nada ni pedir nada, ni debía nada a nadie, ni tenía por qué rendirle cuentas a nadie.


2. Pero su decisión: Hacerse Siervo – “Despojarse de lo suyo” “humillarse” “ser obediente” : De tener Poder universal à Un cuerpo frágil ; De visión ilimitada à Una visión limitada por la distancia; De no conocer el dolor físico ni experimentar tristeza à conocer en su cuerpo el dolor y en su espíritu la tristeza.




  • a. Tristeza al llorar por un amigo que murió, al ver la dureza de los corazones, por la traición de su amigo y el abandono de los demás.



  • b. Dolor: al ser encadenado, al ser abofeteado, Al ser azotado, al quebrantar su cuerpo con la cruz y los clavos.


¿Quién podría entender mejor tus heridas? ¿Quién podría entender mejor las heridas de la iglesia hoy? ¿quién podría entender mejor las heridas de la humanidad?


II. ¿POR QUÉ LO HIZO?


A. Para que tú seas sanado: (Isaías 53:5) “Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados”


B. Para ayudarte en la Prueba (Hebreos 2:18) : “Y como él mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que también son puestos a prueba.”


C. Para mostrarnos nuestro deber de ser humildes en nuestra relación con otros, en la iglesia en la sociedad: (Filipenses 2:3-4): “Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo. No busquéis vuestro propio provecho, sino el de los demás.” ESTE ES EL SENTIR DE CRISTO, EL CUAL TÚ ERES LLAMADO A VIVIR (Filipenses 2:5)


D. Para ser tu Señor y controlar tu vida: (2:9-11) “Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”


Esto nos compromete a seguir su ejemplo


El apóstol Pablo en Filipenses nos enseña a tener este sentir de Cristo.


Conclusión:


Hemos de reconocer una herida grave y profunda en nosotros, en el cuerpo de Cristo y en la humanidad: La Soberbia.


No hay cosa que lastime más a una persona, le hace vivir insatisfecho con lo que hace. Ningún logro le parece suficiente: siempre quiere tener más para sí mismo. Va de la mano con la amargura y el rencor. Daña irremediablemente a su familia.


No hay cosa que lastime más al Cuerpo de Cristo: causa divisiones, produce envidias y pleitos: “Mi opinión es más importante que la tuya, mi grupo es mejor que el tuyo, ellos no tienen lo que nosotros tenemos”


No hay cosa que lastime más a la humanidad: se cometen injusticias como la de Santiago Xochiltepec (Oaxaca, México–Mayo, 2002) donde fueron asesinados veintiséis campesinos a causa de conflictos territoriales. Las guerras entre naciones, el hambre, el sufrimiento de los más desprotegidos tiene su origen último en la soberbia humana, origen de toda maldad.


Cuando nos despojamos de lo nuestro y lo damos por otros estamos mostrando el mismo sentir de Cristo; Usted necesita tener el mismo sentir de Cristo. La Iglesia debe tener este mismo sentir de Cristo. Y para esto, necesitamos de él, ser dirigidos por él y que él haga lo suyo en ti y en mí.