Cuando la cárcel libera

Cuando la cárcel libera


Hechos 16:23-34


Introducción:


Ser privado de la libertad es uno de los perjuicios mayores a los que un ser humano puede ser sometido. La incapacidad de moverse con libertad hacia donde uno desea y cuando uno desea puede dañar permanentemente el área emocional de una persona. Hoy día, las cárceles parecen hoteles con comodidades de todo tipo, la cárcel en que se encontraban Pablo y Silas era un lugar insoportable, lleno de humedad, mal olor, oscura, con sabandijas, excremento, sangre. Allí eran amarrados al cepo, permanecer sentados indeterminadamente. Si el ser privados de la libertad era terrible, lo era más porque estaban allí injustamente. Pablo y Silas habían liberado a una joven endemoniada y esta acción de servicio cristiano y expresión del Reino de Dios, provocó que los arrojaran en la cárcel.


Cuerpo del mensaje: Pablo y Silas habían sido azotados con varas, al estilo romano, sus espaldas estaban sangrando, se habían formado llagas y ya secas se pegaban a sus ropas lo que les provocaba dolor insoportable en cada movimiento. Sin contemplación alguna, las órdenes dadas al carcelero se llevan a cabo (versículos 23-24). Cuando estamos en situaciones que nos inmovilizan, que nos oprimen, que parecen coartar nuestra libertad, tenemos que tomar decisiones que aumentarán o disminuirán nuestra carga. La actitud, manera y forma en que nos enfrentemos con la crisis determinarán cuánto crezcamos, maduremos y cuán estables estemos al pasar la prueba o la situación difícil. Pablo y Silas estaban azotados, adoloridos, injustamente encarcelados , pudieron decidir: quejarse, lamentarse, clamar justicia, rebelarse o amargarse, sin embargo decidieron orar y alabar a Dios. Tu cárcel, tu inmovilidad, la situación que te está paralizando, el problema ante el cual te encuentras y que no puedes tú resolver puede liberar: oración y alabanza. Es tu sola decisión. Ante tu crisis financiera, ante tu crisis matrimonial, ante la pérdida de tu ser querido, ante tu enfermedad, ante la carga que te aplasta, tienes una alternativa gloriosa: orar, alabar y adorar. A medianoche, cansados, adoloridos, sin saber qué sería de sus vidas, inmovilizados por un cepo que apretaba sus pies y se los hinchaba cada minuto un poco más, Pablo y Silas tomaron una decisión, mejor oremos y alabemos, bajo aflicción pero oremos y adoremos, bajo angustia pero mejor oremos y alabemos, bajo dolor insoportable pero mejor oremos y alabemos, ALELUYA.


Cuando la medianoche de la aflicción, la angustia y el dolor llegue aprende de Pablo y Silas y comienza a orar y a alabar. Cantaban lo suficientemente fuerte y alto porque el v.25 dice que los demás presos los oían. Cuando tu cárcel libera oración y alabanza, alguien en tu misma angustia escuchará tu cántico. ¡ORA Y ALABA HASTA QUE TRASCIENDA TU VOZ A TRAVÉS DE LOS CALABOZOS DE OTROS EN AFLICCIÓN! Ora y alaba lo suficientemente fuerte y permite que alguien en tu misma situación te escuche. Pablo y Silas oraban seguramente pidiéndole a Dios que defendiera su causa, que El hiciera su perfecta voluntad, que El se glorificara en medio de toda la situación pero también alababan, llenos de fe agradecían con cánticos e himnos lo que El había hecho en el pasado y lo que El haría en el futuro aunque seguían encarcelados. Cuando tu cárcel libera oración y alabanza, no pueden quedarse las cosas igual por mucho tiempo, no sabemos cuánto tardará, no sabemos cómo ocurrirá pero debes estar alerta porque LA CÁRCEL SE SACUDIRÁ DE UN MOMENTO A OTRO (v.26).


Gloria a Dios. Cuando tu cárcel libera oración y alabanza, comienza una reacción en cadena, comienza una reacción de dominó. Se libera a su vez poder de Dios. Cuando tu cárcel libera oración y alabanza, éstas a su vez liberan poder de Dios, sacudimiento, terremoto y los cimientos se estremecen. Algo sobrenatural ocurre mostrando la acción poderosa de Dios. Aquella sacudida abrió las puertas y soltó las cadenas de todos los presos. ¡Lo que puede ser liberado a través de nuestras experiencias de prisión cuando elegimos la actitud correcta de oración y alabanza es increíble! Se abrieron las puertas, sólo se abrirán las puertas cuando liberes oración y alabanza en medio de tu cárcel. A veces la única forma en que se pueden liberar la oración y la alabanza es precisamente en la cárcel. El carcelero se despierta turbado, asustado, no entiende lo que sucede (v.27) y quiere suicidarse al pensar que todos los presos han huido pero alguien lo detiene, Pablo (v.28).


Tu cárcel puede liberar compasión por otros, misericordia y amor. Dios había mostrado su poder atándole las almas a aquellos presos al tiempo en que les desataban los pies de las cadenas que los aprisionaban.


Tu cárcel puede liberar salvación (v.29), el carcelero pidió luz no sólo física sino espiritual, se había liberado la convicción de pecado en el alma de ese hombre, sobrecogido de temor, temblando se postra ante Pablo y Silas (v.30). No sólo sería salvo el carcelero sino que todos los de su casa tendrían en su momento la oportunidad de salvación si ponían su fe en Jesús (v.31).


Tu cárcel puede liberar total renuncia, negación y muerte del yo. Pablo y Silas se olvidaron de sí mismos, de sus heridas, de la injusticia que los había llevado allí, del insomnio, del cansancio, sólo para anunciarle a su verdugo, el camino de la salvación.


Tu cárcel puede liberar salvación no sólo para uno sino para muchos, el carcelero levantó a su familia y dejó que Pablo y Silas les explicaran la Palabra de Dios.


Tu cárcel puede liberar frutos espirituales y servicio que resultarán en tu bendición, el carcelero “les lavó las heridas” y “les puso la mesa” (v.33), además de eso creyó él y toda su familia y se bautizaron.


Tu cárcel puede liberar gozo (v.34).


Conclusión:


Tu cárcel puede liberar oración y alabanza o queja, amargura y lamentación. Tú eres quién decides. Cuando las cosas no ocurran cómo planificaste, cuando se salgan de control, cuando la crisis te encierre en una prisión sin escapatoria ni salida, aprende la lección que aprendieron Pablo y Silas: tu cárcel puede liberar si asumes la actitud correcta: orar y alabar. Orar y alabar al que tiene el absoluto control de tu circunstancia y de tu vida, y aún tiene el control de la cárcel más oscura y profunda en la que te puedas hallar. Tiene tal control que es capaz de sacudirla, abrir sus puertas, soltar las cadenas y bendecirte a ti y a los que te rodean. No lo olvides, TU CÁRCEL PUEDE LIBERAR…