Israel salio de Egipto; pero Egipto no había salido de Israel.

Israel salio de Egipto; pero Egipto no había salido de Israel.


Éxodo 12:37-42; Éxodo 23:20-25; Éxodo 32:1-8 


Todos sabemos al menos un poco de la cultura Egipcia y aún la Biblia habla acerca de ella con claridad. Los egipcios no creían en un dios vivo como lo hacían los Israelitas y como lo hacemos nosotros hoy en día, sino que eran politeístas, ósea, tenían la tendencia de creer y adorar varios dioses. Ellos no solo creían en varios dioses, sino que también los representaban con imagines o estatuillas, convirtiéndose en idolatras. Tallaban ellos mismos representaciones de sus “supuestos dioses”, menciono aquí supuesto porque la misma palabra de Dios afirma en el salmo 15 que: Tienen ojos, mas no ven; orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no hablan con su garganta. también dice la palabra de Dios, que quienes se inclinan ante esos ídolos, llegan a ser igual a ellos; sus vidas se vuelven vacía, por que creen en algo que no existe y lo cual no puede suplir sus necesidades y viven siempre engañados. 


Las personas que se inclinan ante ídolos tienen ojos, mas no ven (Perdida de visión); orejas tienen, mas no oyen (No pueden escuchar la voz de Dios, porque sus orejas están tapadas); tienen narices, mas no huelen (No pueden percibir la presencia de Dios, y fácilmente son engañados); manos tienen, mas no palpan (No tienen con que sostener la espada, ni mucho menos el escudo); tienen pies, mas no andan ( sus caminos no son rectos, no andan firmes); no hablan con su garganta (No tienen autoridad). La cultura Egipcia es lo antagónico a la ley de Dios. Los Egipcios cometían toda clase de inmoralidad sexual (Fornicación, Adulterio, Orgías, etc). también tenían por líder una persona que se consideraba así mismo un dios en conjunto con los ídolos ya mencionados. Esta persona era ego centrista, por lo cual el orgullo estaba en el. Este hombre (Faraón), pensaba que su fuerza era tal que podía lograr todo lo que se propusiera e incluso eliminar cualquier persona que le hiciera frente, tan solamente con sus manos e intelecto. Debemos tener en cuenta, cuando hablamos de ídolos, que no necesariamente tiene que ser una imagen o estatuilla; puede ser el dinero (dios mammon), los afanes de la vida, el trabajo e incluso una persona muy querida (Novio, Novia, Amigos, Padres…), en fin un ídolo puede ser cualquier cosa que este usurpando el lugar de Dios en la vida de una persona o grupo de personas. Podemos ver el caso de Egipto, el Faraón era adorado como un dios, lo que lo convierte en un ídolo. (Ejemplo de idolatría) Sabemos también que el pueblo elegido por Dios (Israel), fue llevado por José a Egipto, y el tiempo que registra la biblia que duro Israel en Egipto es de 430 años. 


Israel se vio expuesto a la costumbre Egipcia todo ese tiempo. Muchas fueron las dificultades y los malos tratos que pasaron en Egipto. Los Israelitas se mantuvieron fieles ante el Señor y no negaron su fe, pero si se negaron a cometer transgresiones en contra del Poderoso de Israel (Jehová) Muchos, sin embargo, si negaron su fe, llegando a casarse con esa gente (Egipcios) y haciéndose participe de las malas practicas de los Egipcios. Negando al verdadero Dios, el dios que sus antepasados siempre veneraron y rindieron culto, llegaron a postrarse ante sus asquerosos ídolos. Los Israelitas empezaron a cometer los mismos actos inmorales que cometían los Egipcios, al igual practicaban la adivinación y otros actos contrarios a la voluntad del Señor. En una ocasión, se presento el caso de que los maltratos hacia los Israelitas por parte de los Egipcios eran muy severos y sus quejas eran insoportables. Dios en su inmensa misericordia, y además porque siempre se mantiene fiel y no puede negarse a si mismo, tuvo compasión. Dios dirigió su palabra a un hombre llamado Moisés para que rescatara su pueblo de la esclavitud. 430 años duraron los Israelitas en Egipto, y el mismo día en que se cumplieron, Jehová los liberó con gran poder. 


El Señor todopoderoso no solo los había liberado, sino que también les había prometido que les entregaría nuevas tierras para que las habitaran. Pero el Señor no los había dejado solo, sino que le había dejado su Ángel para que los guiara y estuviera guardando de todo peligro. El Señor demandaba que obedecieran su Andel y escucharan su voz, que no le fueran rebelde, porque no iba a perdonar que le fueran rebelde ni desobedientes, pues el mismo Dios era el Ángel. El señor también les había hecho saber, que si lo obedecían y hacían todo lo que Él había ordenado, seria enemigo de sus enemigos y se opondría a quienes se les opusieran. Les había advertido que no se arrodillaran ante los dioses de los pueblos paganos, ni lo adoraran; al contrario, el pedía que destruyeran por completo sus ídolos y piedras sagradas (Altares). Poco duro la confianza y fidelidad de Israel hacia el Señor. Pronto se olvidaron de todo lo que el Señor había hecho por ellos, se olvidaron que fue el Señor quien los saco de la esclavitud a la que estaban sometidos en Egipto, se olvidaron que el Señor les había dado riquezas y un nuevo nombre, se olvidaron de las promesas que el Señor les había hecho; a pesar de que el Señor no se había olvidado de ellas. 


Los Israelitas también olvidaron la advertencia que el Señor les había dado, y prontamente se olvidaron de Él. Fue tan terco el pueblo privilegiado de Dios que lo mismo que el Señor les había prohibido hacer, eso mismo fue lo primero que hicieron. Los Israelitas se habían postrado y habían adorados otros dioses, el cual no era Jehová, y comenzaron a cometer todas las cosas que los Egipcios hacían. Podemos verlo cuando estos le piden a Aron que les hiciera un dios. Aron recolecto todas las prendas de ellos y con un cincel fundió un becerro de oro, es ahí cuando vemos que “Israel salio de Egipto; pero Egipto no había salido de Israel”. había una tendencia en Israel de actuar como Egipto. 


El problema es que Dios había sacado a Israel de Egipto, pero Israel seguía aferrado en su corazón a las costumbres de Egipto. Israel no entendía que era algo que tenia que hacer el mismo, porque significaba el hacer uso de la libertad que el Señor le había dado para elegir entre lo bueno y lo malo. Aplicándolo a nuestros tiempos Mucho tiempo duramos en el mundo antes de que el Señor nos libere de el. Duramos una gran parte de nuestras vidas expuestos a las cosas del mundo, y participando en ellas. Nosotros pertenecíamos al mundo y por ende actuábamos como lo hace el mundo. Cometíamos las mismas injusticias que comete el mundo en la actualidad, participábamos de las mismas inmoralidades en las que participa el mundo hoy en día. Todas estas cosas las hacíamos porque éramos parte del mundo, éramos una pieza clave para que el mundo actuara como su príncipe quiere que actúe. Nos dejábamos arrastrar por todas las cosas del mundo, porque el mundo tenia autoridad sobre nosotros. Esclavos en el mundo éramos, porque hacíamos las cosas que el mundo quería que nosotros hiciéramos, y no lo que nosotros queríamos hacer. 


En el mundo pasábamos muchas necesidades, pero cuando hablo de necesidades no me refiero a necesidad económicas, sino que me estoy refiriendo a necesidades emocionales, y necesidades espirituales. Estábamos encerrados en una gigantesca prisión sin salida alguna. Estábamos tan ciegos, que pensábamos que no teníamos esperanza, que no teníamos una vía para salir de tal cautiverio. Pero luego se presenta la situación de que si hay una persona que se preocupa por nuestro bienestar, se preocupa si nos sentimos depresivos y sin ganas de vivir. Esta es una persona que no soportaba que se nos humillara, no soportaba que se nos maltratara y tampoco soportaba que nuestra vida estuviera en esclavitud, y esa persona es Jehová, nuestro Dios vivo que nos ama, y fue tan misericordioso que entrego a su único hijo para salvarnos. Sacrifico a su único hijo para que fuéramos liberados, y ese hijo es el que ahora cada uno de nosotros declara como Señor y Salvador de nuestras vidas, ese hijo es Jesús de Nazaret, nuestro salvador. Tantos años duramos en el mundo, expuesto a su manera de vivir y su manera de presentar la vida, y el mismo día que se cumplieron esos tantos años, ese mismo día Jehová nos saco con gran poder. El Señor no solo nos liberto, sino que también nos prometió un lugar nuevo para vivir, y que seriamos sus hijos y íbamos a ser coherederos junto con Jesús. No era fácil la tarea que Jehová nos había encomendado, significaba que habitáramos en un lugar que no era nuestro lugar, y donde se nos odia. Significaba que habitáramos en un lugar que no era nuestro lugar, y que no nos hiciéramos participes de lo que hacían, sino que nosotros impactemos en ellos y le cambiáramos la forma en que viven por la forma en que Jehová quiere que vivan. Todo esto significaba que nosotros sacáramos del cautiverio del mundo a sus criaturas, pero lo mas importante que Jehová nos demandaba era que nos mantuviéramos fieles hasta el fin. Difícil para muchos de nosotros el mantenernos fieles habitando en un lugar donde todos son infieles. 


Pero Jehová no nos había dejado solos, sino que había dejado a su Espíritu Santo con nosotros para que nos guiara por el camino que el quiere que sigamos. Jehová nos dejo su Espíritu para que nos consolara y diera fuerzas. Jehová demanda que obedezcamos su Espíritu y no le seamos rebelde. El Señor Jehová a la hora de libertarnos nos advierte que si le somos fieles y obedecemos a su Espíritu divino, Él nos ha de prosperar en todo lo que hagamos, nos dará autoridad sobre las tinieblas, pero sobre todo; nuestra salvación seria permanente. Pero también nos advierte que si le somos infieles y somos rebelde a su Espíritu, Él se ha de alejar de nosotros, estaríamos nuevamente en esclavitud, y podríamos ver su gloria. Se presentan muchas situaciones difíciles y amargas en nuestras vidas, y es ahí cuando llegamos a la desesperación. Prontamente comenzamos a dudar de la existencia de Dios, y de que Él nos haya libertado. Comenzamos a fabricar nuestros propios ídolos, nos aferramos a circunstancias, a personas y otras cosas llegándolo a poner en el lugar que le corresponde al Señor. De cualquier cosa nos hacemos un Dios y comienza a perderse nuestra visión, debido a que hemos rechazado y le hemos sidos rebeldes al Espíritu Santo. Nos dejamos engañar de cualquier falsa enseñanza proveniente de demonios. Nuestros pasos comienzan a desviarse y ya no andamos firmes; comenzamos, entonces, a hacer las mismas cosas que hacíamos en el mundo, aun cuando la palabra de Dios nos dice que somos nuevas criaturas, y que las cosas viejas ya pasaron. Es ahí cuando se puede notar que salimos del mundo; pero el mundo aún no ha salido de nosotros. Es que hay una tendencia en el pueblo de Dios de actuar como actúa el mundo. El pueblo de Dios no entiende el significado de que la salvación es gratis, y no porque no tenga precio, sino porque nadie puede pagar lo que vale. La única cosa que podemos hacer para compensar esa salvación tan grande es mantenernos fieles al Señor, y vivir una vida en santidad.